11.30.2011

Maravillosa cárcel


Me gustaría que fueras víctima de lo que callo, que te rindieras a mis aspiraciones más obtusas. Me gustaría tener razones para odiarte,  que no fuéramos lejanos como continentes o como estrellas, que fueras mi verdugo. Resultas vacío y existencia, aunque no lo suficiente como para empedrar tus murallas con dinamita. Esa mirada, que hoy al Sol era de miel, que casi asalto, me pesa en la cuenca del cerebro, en donde ningún hombre llega, aunque no lo suficiente como para convertirte en poema. Para ello, tienes que amarme lo justo, y humillarme lo justo, en desmedida. Para ello, tengo que probarte sincero y desnudo, aprobarte. Quisiera ser almohada para sorber tu sinapsis, envenenarte con mis sueños, hipnotizarte a base de versos del infierno. Y hacerte volar. Servirte caliente terror y deseo. Quiero ser el sudor que baña tu piel inconsciente, cabalgar por tus venas hasta dejarlas trémulas. Quiero matarte de mil maneras. Y cuando estés muerto, hecho pedazos, cuando seas un fracaso del  mundo, te recompondré ciego el cielo más azul que hayas visto. Y el más naranja, y el más negro. Entonces, te haré el amor del revés en praderas del pleistoceno, sin calma, ni ojos, ni ideas.

Aunque, por el momento, no correré a  las calles, que no puedo. Te maldeciré, por el momento, con prosa indebida. Hablaré de la muerte rutina hasta que se me caigan los dientes a un pozo. Pariré arañas peludas y ahogaré el deseo en miradas vagabundas. Por el momento, que ya se me antoja milenario, escucharé al ángel sin alas, que me susurra cuentos del delirio. Sembraré cada oportunidad con flores secas. Jugaré al ajedrez con el diablo. Seré, si no te compartes a los injustos, una cuerda de la guitarra del duende del desierto, la soga que anuda cuellos en desasosiego, un pájaro que no es pájaro, sino conciencia réptil, una madrugada en escarcha. Seré tu herida más grande. Me mudo, ipso facto, al planeta deshabitado de palabras, a la tierra analfabeta, para no escribirte y para no hablarte. Pues de qué sirven las conversaciones al aire si nadie entiende, si nadie expresa. Nada no expresado por nadie en cuartelaría de neón. La humanidad presa de cada victoria, los hombres asediados por sus triunfos. Y yo, diminuta en el alféizar de tu ventana, sigo remendando sonetos sobre cristal blindado. ¿Dónde están las personas que no veo cada día? -Indagando en la incertidumbre del laberinto-. No tengo el valor para ir tras ellos. No sé si hay algo peor que la falta de ensueño o la quietud de los cuerpos, que al fin y al cabo serán la misma cosa inmunda. A decir verdad, no sé. Cómo vas a ser suficiente sino te revelas al día, ni a la noche, si ni si quiera lo cavilas.

Ahora, vosotros que leéis, y escribís, y coqueteáis con lo imposible, podéis desechar todo lo que aquí habéis leído, y escrito, y todo con lo que habéis coqueteado. Pero no podéis olvidar, anónimos, que para la Luna, nadie tiene secretos. 

11.25.2011

Candy

Me gusta sentirme al borde… No, empecemos de nuevo.

Me gusta ser el borde del precipicio. El reloj se impone a las cuatro de la tarde, aunque aún no he visto la luz del día. Estoy cocinando, por fin me he levantado de la cama. La comida se quema, noto el humo ya casi en mis pulmones, pero necesito seguir escribiendo. Soy capaz de escapar de cualquier forma, excepto de mí misma. Por ser, soy capaz incluso de escapar a tu sonrisa.

Llego, con la certeza de los oscuro, a lugares que la autoridad ni si quiera sabe que existen. Llego entera a ellos y me desnudo. Me duermo, me entrego al sueño subversivo. Podría despedazar el cielo si me lo pidieras. Por lo que comprendo del deseo podría, con tu mirada en mi busca, desvelar esta noche ilegítima. Soy un alma interrogante. No entiendo el día maltrecho ni al viento que lo agita. No entiendo, ni quiero, más allá de la tierra oscura y húmeda, de aquella que alimenta al hombre y al gusano por igual. No sé nada, excepto que algún día moriremos, y que te quiero. Eso sí que lo sé. Sé lo que pasa si te vas. Sé que la poesía  conquistará, y que este escenario de muertos de miedo será olvido intransigente, una anécdota más que contarán los pájaros al almendro.

La humanidad se derrumba en su civilización proscrita. Y yo, por hoy, he terminado con el mundo.

11.15.2011

Un poema, a expensas de tu ausencia reincidente



Me concentro, en no ser nadie
al menos nadie con un corazón
de achaques subversivos

Me concentro, en dejar de lado las voces populares
de los espíritus libres,
en no escucharme

Me concentro, para no traspasar el límite
de las palabras
para no llegar a ser victoria, sobre los cuerpos estáticos
…y volar (para no volar)

Y arrastrarme por el subsuelo,
el de la tierra que late,
desoyendo el ritmo de los relojes dictadores

Me contengo, para no dejarme abandonada
del derecho social, civil
¡Que nos convirtamos todos en animales salvajes!

Me reprimo, y así no te beso
así no excederé de los regueros de sangre
sobre  papel, o sobre  teclado

Todo está permitido. Excepto;
pisar el césped,
o salirse del margen

Quisiera saber:

Qué es la vida
sin ideas, que la delimiten
sin palabras, que la enmarquen

Cómo se llega a las pasiones que arrancan, al hombre
de su chaqueta metálica
de su camisa de fuerza.
Y a la mujer que la arranquen

No las encuentro

Cuándo bailaremos, sin hacer caso de la noche
que se duerme ,
ni de la mañana
que nos despierta  intratables

Cuando tú quieras
cuando se manifieste el recodo
de tu sonrisa, y de tus labios.
Sí, cuando ellos se manifiesten

Dime, por qué
Por qué tanto empeño  en obedecer
cada camino de asfalto

Por qué las lunas
se suceden sedientas
y por qué se suceden las guerras también

Algún día

Me echaré al agua tibia, sin prisa
para buscar a los marineros, que no volvieron
de tan grande que era el horizonte

Y jugaré con ellos

Cambiaré mi cancela (de coacción)
amable
por acariciar el contorno, de lo imposible

Me desnudaré (claro que me desnudaré)
a  los momentos:
prolegómenos de la revolución sin banderas

11.13.2011

Texto de domingo

Afuera el cielo se hace estruendo, espontáneo. Podría ser uno de esos días perfectos en los que se acaba el mundo. El ruido, follando con las partículas que ensucian el aire, estremece los cristales de cada ventana, de cada cuarto amargo. Abiertas de par en par, como al infinito, dejan entrar al caos educadamente. Parece que han hecho buenas migas.

- Será una larga visita, de esas que te hacen perder el sentido de la intimidad- pienso, mientras me limito a contemplar la escena perpleja sobre mi cama de paja.

Aquí dentro, suena simple el aleteo de una mariposa ciega, que no encuentra la salida. Suena la nada más que nunca.  Y tras las paredes de esta jaula, ha desaparecido la música histriónica de los coches, de las sirenas, de la puta e infinita obra de enfrente (la de siempre), de las persianas que suben y bajan mareadas, y de los perros también. Hasta la música de las gentes ha desaparecido. Lluvia, suena la lluvia, aunque no se ve. Quizás sea el viento melancólico, confundido y enajenado (el de siempre). El pobre se ha enamorado.

Y en el primer instante de la última hora, se revuelcan en mi cabeza todas las ideas, de lo que quedó por hacer. De lo que nunca llegó a ser. Las ideas; que actúan como castigo del hombre, por ser hombre. Si por un momento pudiéramos, si por un momento dejásemos que fueran, sin duda desparecerían todas las religiones. Seríamos seres terrestres, descompuestos de aspiraciones y pasiones potenciales. No habría sueños en cautividad, sino reflejo directo de voluntad natural. No se lamentarían lo poetas locos en su lecho de muerte, de lo que vendieron al olvido internado. No tendrían miedo a perder la guerra de los ciudadanos.
No, si en el momento en que pudimos (debimos), hubiéramos desabrochado cada uno de los corazones revolucionarios. 

Me pregunto si aún hay tiempo para reescribir el libro perdido de la libertad individual.

11.10.2011

Verdades (a medias)

Hacia fuera miento
como todos mentimos,
y hacia dentro

Miento cuando te quiero cerca
porque me quiero más lejos que nunca,
más lejos que el mundo

Miento, al lidiar con tu sonrisa extranjera
miento a tus ojos delicadeza
y a la vida entera (miento)
Miento si digo que no le  extraño
desconocido,  inconfesable

Y miento a las calles, pasiva
las engaño con el remordimiento
de la paz social

No hay sublevación con mentiras,
como rosa sin espinas
sin tallos que siempre mueren,
porque han de morir
porque sin ellos en barro, no habría otros tallos

Tu sexo;  y mis mentiras.

Miento a las horas, tranquila
como si no hubiera espera
en agonía

Miento a la mañana
saliendo de la cama, y a la noche,
vuelvo autómata a ella, le grito:
que no es suficiente

Miento al pájaro que no escucho
a la naturaleza que no respondo
que nadie responde, como debiera

Miento cuando hablo y te digo:
que espero que no nos mintamos
Y quizás miento, al escribir esto

Pero, hay dos cosas a las que no miento,
pues  nadie sabe hacerlo:
a la vida, que atropella, y a mí
A mí tampoco me miento

11.06.2011

Desencuentro

El sol se ha desbordado. Chorrea a la montaña, descubriendo senderos intranquilos. Por más que me envenena la velocidad esclarecida de este martes, no dejan de verlo mis mejillas. Por un momento he visto a tu cara, a todas las caras. Qué más puede haber después de este estallido enloquecido. Parece que se coma el cielo. Confunde el horizonte con un remanso.
 Junto con las hojas rojizas del otoño caduco (el puto de siempre), las heridas de la tierra parecen, en esta tarde maldita, cobrar vida. Brillan, anuncian duelo, y besos del infierno. Y aún con todo fuego hecho añicos, sigo muriendo azul del frío. Somos apenas sombras en este vagón de sueños pasajeros.
Ensimismada, entre versos de destierro, me pierdo la huida de esta estrella reina. Me quedo; a solas con la noche prematura.

Me mece, me duerme. Me describo.


-         Si te has perdido, no te buscaré. Ni si quera en las palabras. Intrusos de la naturaleza, hemos muerto, en este mundo que se rinde al drama de los hombres por sí mismos. Tarde, te desalcanzo. Recuerdo al odio imperecedero, subordinada, al no desafiar los surcos de tu espalda. Soy lluvia, sin revolución. 

11.02.2011

Play it again, Sam


Que desaparezca el mundo, y lo que pueda quedar de él. A pesar de la vida, sufro una victoria porque estás con ella. Es en este momento cuando la rima se blinda a la corrupción. Hasta el Sol parece estático. Tenue y anaranjado dora los bajos techos de la ciudad.
Ahora la descansas, como haces conmigo. Y tumbada en la hierba, abandonada a la suerte del tiempo, os escucho, creo que con la piel y con la mano. Creo que con todo escucho. Incondicional te quieren los ojos tristes cuando la acaricias delicado y preciso. Me son intrusos entonces regueros de palabras: te escribiría entero si pudiera.
Inmediatamente me confieso libre enamorada del hombre, que al ser artista, es más hombre.
La susurras roto, calmando al aire y perfilando sus curvas populares. A veces me gustaría saber vuestro lenguaje, inmune, indiferente al gobierno del miedo. Pero no hace falta, no mientras resistas, mientras insistas en perseguir entonos, como practicando sueños.