1.06.2012

Tus ojos son de color verde.



Tus ojos son de color verde, a grandes rasgos y de cara a la mayoría.

Tus ojos son del color de la miel bajo el sol de mi mirada. Tus ojos son opacos ante mi curiosidad y mi juego, son a veces un interrogante, y a veces una frase directa. Tus ojos sentencian. Tus ojos sonríen, como tus labios. Están envueltos por la misma tela que mis sueños. Como los pájaros que descansan en las terrazas del estío, como acordes de guitarra española, o como el jazz. Tus ojos son negros cuando te comparo con mis amantes. Tus ojos pasados por agua. Distraídos, inconscientes de los míos. En mis pechos serían como los de una ballena mirando su playa de invierno.  Tus ojos de barro. Tus ojos ciegos. A tus ojos debo unos cuantos segundos y no sé cómo devolverlos. Tus ojos, y su contorno. Tus ojos son tinta azulada sobre el blanco de mis páginas. Tus ojos haciendo el amor. Con ellos quiero librar una guerra. Increíbles tus ojos recién despiertos. Vendados. Tus ojos serán como los dicte mi boca. Tus ojos al tacto. Tus ojos son gato negro maullando mi ventana. Tus ojos callejeros, bajo mi techo. Tus ojos deshechos en mi almohada. Huelen como el romero, y como tu cuello. Tus ojos son el fondo de una laguna de un bosque de arboles de niebla espesa. Son el otoño. Mi sexo rosado. Tus ojos mudos y helados. Tus ojos, a los demás ojos y a sí mismos mentirosos. Tus ojos son el anillo de plata que siempre llevo. Los veo en las estrellas, y en el subsuelo. Tus ojos, y los volcanes isleños. A tus ojos los empapan lengua y alma. Tus ojos consentidos. Tus ojos, y mis ganas. Aún no me han visto tus ojos.  Son como tu nombre de bonitos, como las cabañas blancas del sur. Tus ojos, como la joven durmiente de Ramón Casas. Me hacen agachar la mirada. Mediterráneos. Tus ojos derretidos, disfrazados, furiosos, sedientos. Amigos. Tus ojos niños. Imposibles, innatos, inmaduros, intranquilos e imperecederos: inteligible mapa. Para mí inconfesables tus ojos. Cansados de tanto ver y ser vistos. Tus ojos ancianos, a tientas con la muerte. Tus ojos, escenario de la discordia, me insisten, en que no son para tanto. Tus ojos, leyendo en voz alta mi poesía. Clavados en mi cuerpo. Desnudos yo y tus ojos. Tus ojos durmiendo, tu ojos, mi insomnio y mi desvelo. Tus ojos son su suerte. Destierro, pesadillas, cuentos chinos. Pan duro. Tus ojos perros. Tus ojos coartada del ocaso. Impuntuales. Tus ojos son la manta ausente de mis noches presidentas. Flores secas. Tus ojos sobre un lienzo. Tus ojos, y no tenerlos. Tus ojos de yogur. Tus ojos llegan tarde, cuando llegan. Son como la escarcha o la ciencia ficción, son también hoguera en la noche de San Juan. Tus ojos queman. Si tus ojos hablasen…  Tus ojos son marihuana. Tus ojos cerveza, tequila, ron, tabaco. Cocaína. Tus ojos quebranto. Tus ojos son una fiesta de espíritus susceptibles a la que nadie está invitado. Tus ojos prisioneros de mis huellas palabras. Tus ojos asesinos. Tus ojos son salvajes encinta, estatuas florentinas, pasteles horneados, reyes vikingos. Tus ojos de la tierra media y del futuro lejano. Tus ojos aniquilados. Tus ojos, y mi trance escribano. Me salvan tus ojos chicle. Desfallecidos, inquilinos en mi garganta, vagabundos. Esperanto. El funeral de tus ojos. El extremoduro de tus ojos. Mierda, madera y hojalata. Tus ojos, tus ojos creo que son mi elogio a la locura. Tus ojos practicando la curva de mi espalda. En treinta años, preciosos tus ojos con canas. Tus ojos son vaso de mis malos tragos. Viajan continentes sin moverse del sofá, sin salir de casa. Tus ojos padres. Tus ojos roncos caben en la palma de mi mano, y en el universo entero caben. Tus ojos públicos y privados. Juegan mi tiempo de descuento. Idiotas tus ojos. Primitivos, míticos, suecos. Desconozco, tus ojos y su reverso. Espero, no os deis por aludidos tú y tus ojos, que son, como dos ventanas al infinito, como un paraguas un día de viento, como mil almendros. Tus ojos son un contrato con el deseo, son la firma de este texto. Tus ojos son, al mismo tiempo, error y acierto.

1.03.2012

Poema afilado




Esta mañana me he levantado con un cuchillo
clavado en el pecho
era afilado e inmenso, era
 como tú de frío

Esta mañana me he levantado, sin querer
con el cuchillo amamantado
dormía, peligrosamente en mi regazo
rozaba, la superficie de mis huesos

Me amarga el cuchillo anhelo
y no por ser cuchillo, sino por ser.
Perpetuo

Intento con fuerza o desgana cogerlo
para matar el aire que me amuralla los respiros
para matar tu aliento

Me amarga el cuchillo por haberlo conocido
y por saber que me acompañará
en el camino recto.
 ¡Que lo tendré sin ser mío!

Esta mañana me he levantado con los sueños invadidos.
Intrusos, guerrilleros, etruscos
distendidos por tu sombra. Quebrantados
con los sueños roncos me he levantado

Esta mañana me he despertado con la mirada en tu nuca
-en tu nunca-
no te girabas, esta mañana, ni con señales de humo
ni con aullidos

Esta mañana me he levantado y no he querido
formar parte de este mundo malentendido
me he despertado cargada de razones
crucificada en la ciudad de los santos inocentes

Anoche me acosté a hostias con la mentira
 y abrazadas nos hemos despertado
Estaba: en mis tobillos, entre mis piernas
en mi ombligo y mi cintura
Estaban: mis manos ensangrentadas como prueba

Hoy me he despertado con la mentira a tientas
en todos esos lados, y también en los labios
Aunque con la verdad en los ojos, me he levantado

He despertado del sobresalto
porque casi aprendo en sueños
la palma de tu mano

El  mediodía no rasaba la claraboya
había huido, el sol cabrón
dejando una nota en blanco

Esta mañana, después de haberme levantado, he paseado
por la hoja del cuchillo
como por praderas, tan diminuta.
Era flor en Broadway y hombre desertizado

Después de haberme levantado también he sentido
sin sentir, en exceso
al cuchillo que me robaba la identidad
para usarla a su favor