12.18.2010

Naturaleza de lo trascendente

Tenía los ojos hinchados. Había llorado minutos antes. Sus uñas estaban mordidas y sus dedos castigados. La había visto así en algún momento,  pero esta vez era distinto. Claro y distinto, abrumador. Experimentaba la verdad, como hacía  mucho tiempo. O como quizás nunca antes. Se rindió a la obviedad.
Todo ello se tradujo en una imagen de lo más real, que me hizo incluso llorar de felicidad, pero a la vez fantástica, pues no esperas encontrarte con ella una mañana de lluvia. Ni si quiera en el resto de las mañanas.  A pesar de su cuerpo cansado de todos los años anteriores y sobre todo de la noche pasada y sus estragos enfermizos debido a los nervios, la vi más bella que nunca.
Su pelo estaba alborotado con tibieza, sus cejas mansas y reposadas. Destacaban  las pestañas, ennegrecidas y muy largas. Contorneaban su mirada. A pesar de la rojez de su retina, pues ni si quiera había podido dormir, sus ojos brillaban. Me deslumbraron, sin duda. Tenía los labios enrojecidos. Éstos enmarcaban una sonrisa ligera, que se le hacía inevitable. La certeza de su respiración, que a pesar de todo nunca había parado, hacía innecesarias las palabras. He de destacarla, pues se había convertido en profundos suspiros. Me recordaron rápidamente a los de un perro, cuando está apunto de morir tranquilo. Por el momento, se había aliviado tanto tiempo de incertidumbre.

1 comentario:

  1. Impresionante. Siento haberte despertado de un sueño tan profundo, y te doy las gracias por la tranquilidad que me has transmitido, simplemente con tu presencia, y tus sinceras respuestas. No se que haría sin una vecina:) como tú. Eres increíble. Aqui esta tu gato para luchar contra la lluvia, tormentas, LO QUE SEA con tal de poder reconfortarte o escucharte. Lo que has hecho hoy, lo recordaré siempre, y que sepas que este post me ha hecho volver a llora XD, TEQUIERO.

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