3.24.2011

Ahora que no bastan las palabras


Tú, Pigmalión. Ya te sorbí las ideas, ¿ahora qué? Quiero seguir aprendiendo y quiero enseñarte algo. Te daré las respuestas que no supiste si te vuelcas en mi sonrisa. Tomará vida el mármol diario de atención y distancia. Te rozaré con mi piel helada en lo inmortal del instante. Ahora que no bastan las palabras.

Ahora que el tiempo corre más rápido que la vida. Ahora que los que viven no corren tras las verdades. Ahora que las verdades salieron corriendo.

Salieron para  perderse al infinito. Salieron volubles y fatales. Salieron de su reflejo de incertidumbre más que evidente. Salieron allá, a donde quiero ir yo con el instinto de un héroe y la gracilidad de una pluma.

Pluma mojada. Que pesa, que no vuela, que se hunde. Pluma que fue fuego, que es ceniza. Pluma negra desteñida por lejía y aguarrás

Lejía y aguarrás que recorre los ríos. Rápida, corrosiva, impasible. Lejía y aguarrás con pestañas postizas, pestañas airadas. Lejía que huele a dinero, sabe a dinero, mata por dinero. Aguarrás fulminante en vida.

Vida que tú enseñas con ojos profundos. Vida que despierta la mirada despeinada. Tú, Pigmalión. 

Pero,

Hoy eres pequeño y rencoroso
hoy te fuiste y me fui yo ya
hoy no está tu mirada risueña
hoy la mía no te busca

Hoy pasa el tiempo como siempre
pasa segundo a segundo, tiempo de moscas
pasa en la lascividad del tedio
Hoy vuelvo a casa, se evoca el eterno pasar

Hoy el cielo no es mar
hoy no habrá Luna, esta noche
hoy sus ríos de plata serán secos, oxidados
hoy los peces no brillan, son callados

Hoy de nuevo, no hay esperanza en esta hija de la nada.
Mañana, sí, tal vez mañana




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