Tus ojos son de color verde, a grandes rasgos y de cara a la mayoría.
Tus ojos son del color de la miel bajo el sol de mi mirada. Tus ojos son opacos ante mi curiosidad y mi juego, son a veces un interrogante, y a veces una frase directa. Tus ojos sentencian. Tus ojos sonríen, como tus labios. Están envueltos por la misma tela que mis sueños. Como los pájaros que descansan en las terrazas del estío, como acordes de guitarra española, o como el jazz. Tus ojos son negros cuando te comparo con mis amantes. Tus ojos pasados por agua. Distraídos, inconscientes de los míos. En mis pechos serían como los de una ballena mirando su playa de invierno. Tus ojos de barro. Tus ojos ciegos. A tus ojos debo unos cuantos segundos y no sé cómo devolverlos. Tus ojos, y su contorno. Tus ojos son tinta azulada sobre el blanco de mis páginas. Tus ojos haciendo el amor. Con ellos quiero librar una guerra. Increíbles tus ojos recién despiertos. Vendados. Tus ojos serán como los dicte mi boca. Tus ojos al tacto. Tus ojos son gato negro maullando mi ventana. Tus ojos callejeros, bajo mi techo. Tus ojos deshechos en mi almohada. Huelen como el romero, y como tu cuello. Tus ojos son el fondo de una laguna de un bosque de arboles de niebla espesa. Son el otoño. Mi sexo rosado. Tus ojos mudos y helados. Tus ojos, a los demás ojos y a sí mismos mentirosos. Tus ojos son el anillo de plata que siempre llevo. Los veo en las estrellas, y en el subsuelo. Tus ojos, y los volcanes isleños. A tus ojos los empapan lengua y alma. Tus ojos consentidos. Tus ojos, y mis ganas. Aún no me han visto tus ojos. Son como tu nombre de bonitos, como las cabañas blancas del sur. Tus ojos, como la joven durmiente de Ramón Casas. Me hacen agachar la mirada. Mediterráneos. Tus ojos derretidos, disfrazados, furiosos, sedientos. Amigos. Tus ojos niños. Imposibles, innatos, inmaduros, intranquilos e imperecederos: inteligible mapa. Para mí inconfesables tus ojos. Cansados de tanto ver y ser vistos. Tus ojos ancianos, a tientas con la muerte. Tus ojos, escenario de la discordia, me insisten, en que no son para tanto. Tus ojos, leyendo en voz alta mi poesía. Clavados en mi cuerpo. Desnudos yo y tus ojos. Tus ojos durmiendo, tu ojos, mi insomnio y mi desvelo. Tus ojos son su suerte. Destierro, pesadillas, cuentos chinos. Pan duro. Tus ojos perros. Tus ojos coartada del ocaso. Impuntuales. Tus ojos son la manta ausente de mis noches presidentas. Flores secas. Tus ojos sobre un lienzo. Tus ojos, y no tenerlos. Tus ojos de yogur. Tus ojos llegan tarde, cuando llegan. Son como la escarcha o la ciencia ficción, son también hoguera en la noche de San Juan. Tus ojos queman. Si tus ojos hablasen… Tus ojos son marihuana. Tus ojos cerveza, tequila, ron, tabaco. Cocaína. Tus ojos quebranto. Tus ojos son una fiesta de espíritus susceptibles a la que nadie está invitado. Tus ojos prisioneros de mis huellas palabras. Tus ojos asesinos. Tus ojos son salvajes encinta, estatuas florentinas, pasteles horneados, reyes vikingos. Tus ojos de la tierra media y del futuro lejano. Tus ojos aniquilados. Tus ojos, y mi trance escribano. Me salvan tus ojos chicle. Desfallecidos, inquilinos en mi garganta, vagabundos. Esperanto. El funeral de tus ojos. El extremoduro de tus ojos. Mierda, madera y hojalata. Tus ojos, tus ojos creo que son mi elogio a la locura. Tus ojos practicando la curva de mi espalda. En treinta años, preciosos tus ojos con canas. Tus ojos son vaso de mis malos tragos. Viajan continentes sin moverse del sofá, sin salir de casa. Tus ojos padres. Tus ojos roncos caben en la palma de mi mano, y en el universo entero caben. Tus ojos públicos y privados. Juegan mi tiempo de descuento. Idiotas tus ojos. Primitivos, míticos, suecos. Desconozco, tus ojos y su reverso. Espero, no os deis por aludidos tú y tus ojos, que son, como dos ventanas al infinito, como un paraguas un día de viento, como mil almendros. Tus ojos son un contrato con el deseo, son la firma de este texto. Tus ojos son, al mismo tiempo, error y acierto.