7.26.2011

Poema S/N

No te encuentro en la noche adormecido
no veo los árboles bailar al estío.
La luz no es luz, porque se ha perdido
ausencia que late escarcha hasta la punta de los pies

No veo el gran óleo aborigen
mariposas de luto se cuelan en mi cuarto,
un imperio de alas sedadas
que cambiarían tres soles de verano
por cincuenta años de estaciones enfermizas

Me derrito, pues no es suficiente el sueño
flotando a la deriva de un mar embalsamado
Yo quiero ser tormenta y sumergirme
hasta lo más profundo del despertar, pesadillas
de carne y hueso, poesía

Pues de qué sirve una aspiración volátil
sino te hace tropezar en el camino más torcido
Parecen hoy las ideas juguetes de polvo a la espera
de un niño que comience la partida,
un hombre pobre con demasiado dinero, un mendigo
dos viejos conocidos que no saben, de qué hablar

La distancia entre pensamiento y tierra se torna
un abismo, amantes suicidas en el reflujo de la noche furtiva
Las agujas del tiempo alcanzan directas las calles vaciadas
de sentir grave, como flechas de indios. Salvajes

Aunque a lo lejos
un pirata tuerto avista huevos
huevos que agonizan parturientos, a lo lejos

Mientras soy,
dos ojos
un reflejo tenue y lunar
una roca que corona un acantilado que corona el mundo

7.10.2011

Hay un paso

Putos pies y manos, putos tus músculos ligeros graciosamente troquelados.


Odio tu piel difuminada por su calor y odio haberla tocado dos veces. Odio sólo recordar una. Odio tu pelo, nido fecundo de mis ideas de sexo y oscuras aspiraciones de amor. Odio tus pezones de niño y tu barbilla de niño, y tu risa de niño al que cuidaría. Te odio lejos, en cuna de insomnios ajenos. Nos odio en el reencuentro, arbitrarios y esparcidos en el tiempo, desafortunados. Aunque hoy es placer el que no respondas, así podré enredarme sin escrúpulos en esta pasión negativa y nadar en tequila hasta encharcar mis pulmones. Odio tu polla ausente de payaso. Tu mirada eléctrica, retina de hiel, tu mirada también la odio.

7.09.2011

Carretera perdida


Me llaman rabia y soy una mosca posada en el cristal trasero de un coche nuevo. Un dios pánfilo que observa a un matrimonio feliz discutiendo de camino a la nada. Necesito escribirlo, es la única especie capaz de odiarse a sí misma, hace tiempo que la palabra  "inhumano" dejó de ser un insulto. Hombre y héroe comienzan por hache, restos de alguna hazaña lejana que ahora sólo se escucha susurrada por la boca de algún posromántico. Los colmillos rasgando la luna trasera por un par de palabras inmortales son insuficientes, así que me saco las tripas para tatuarme este soneto de asfalto. Ahora soy un monstruo asustado. Vals de incomunicación y puñetazos, otra vez esta jodida velocidad. Seguramente una cita con el diablo sería más agradable, adoro las conversaciones desde el subsuelo. Pero estamos aquí arriba, a nuestra derecha alguien ha robado el horizonte. No sé donde acaba el cielo y empieza el mar, ni la diferencia entre mi cuerpo y este coche, ambos mugrientos de malos pensamientos. La carretera comienza a agrietarse, también grita, espantada por este puto sistema. Desaparece. El coche se queda suspendido en el vacío, mientras un ángel exterminador baja envuelto en nubes negras, sonríe con donaire. Antes de perdernos para siempre me duerme esta nana de la muerte. Paz. Por fin las estrellas campan a sus anchas.

7.07.2011

Ciencia fricción

Entonces sabes que es el momento de regresar. Aliento húmedo sobre la nunca, es el mal que vuelve a visitarte. Es la sonrisa de hiena, que te ha encontrado. O eres tú, que te dejas descubrir cristalino por supervivencia poética. Vuelves a la jauría de trasnochados, guerreros de las teclas y el desasosiego, compañeros de estética destrucción. Sólo encuentras el equilibrio con los pies sobre una cuerda sobre un caos. Pies sucios y fríos, pies calados en barro, agua y arena, pies al abrigo de besos solitarios. El marchitismo sublima al alma inquieta de romanticismo tardío.

Entonces sabes que es el momento de regresar. Y qué mejor manera de hacerlo que con un viaje, carnaval infinito. Rodeados de piedras milenarias y muchedumbre caduca encontramos el escenario perfecto para brindarle una sátira al destino. Recorres mi hombro y comienzo a oler el salitre de las cartas marinas. No podía ser otra que tu mirada felina, viejo gato. No podía ser otro que el lugar del sueño eterno bajo el sol, derrite la piel a tiras. Desmarcados del tiempo, en lo que una aguja recorre un reloj que recorre una muñeca presa. Es el momento de perderse en el delirio de la realidad presta. Nuestras manos se encuentran, ajenas a la distancia y a la falta de costumbre, comienzan súbitas el juego.
Te conocí anciano al llorarle a Dios y te desconocí. Nos reconocimos por ciencia fricción y el resto en silencio. Acabó como cada sueño, despertando o volviéndolo a dormir. Me precipité en tu sonrisa antes del ocaso, no había telarañas ni horas muertas de desazón. Te recorrí en cada calle y en cada plaza. Te recorrí sin prisa a deshora, descolgada de tus dedos en manos de titanes. La hazaña del terror troquelada en mármol y agua, en piel oscura y sangre caliente. Labios que volvería a poseer inmediatos. Día de perros callejeros despreocupados por lo que espera a la vuelta de la esquina, pues ya lo saben. Está astuta la muerte entonando una balada del rock enamorado. Sexo que dice hola y adiós, dulce contradicción.Ya van dos, dos taxis y dos despedidas furtivas. Ya van dos, dos sonrisas ensimismadas. Entonces sabes que es el momento de regresar.