Entonces sabes que es el momento de regresar. Y qué mejor manera de hacerlo que con un viaje, carnaval infinito. Rodeados de piedras milenarias y muchedumbre caduca encontramos el escenario perfecto para brindarle una sátira al destino. Recorres mi hombro y comienzo a oler el salitre de las cartas marinas. No podía ser otra que tu mirada felina, viejo gato. No podía ser otro que el lugar del sueño eterno bajo el sol, derrite la piel a tiras. Desmarcados del tiempo, en lo que una aguja recorre un reloj que recorre una muñeca presa. Es el momento de perderse en el delirio de la realidad presta. Nuestras manos se encuentran, ajenas a la distancia y a la falta de costumbre, comienzan súbitas el juego.Te conocí anciano al llorarle a Dios y te desconocí. Nos reconocimos por ciencia fricción y el resto en silencio. Acabó como cada sueño, despertando o volviéndolo a dormir. Me precipité en tu sonrisa antes del ocaso, no había telarañas ni horas muertas de desazón. Te recorrí en cada calle y en cada plaza. Te recorrí sin prisa a deshora, descolgada de tus dedos en manos de titanes. La hazaña del terror troquelada en mármol y agua, en piel oscura y sangre caliente. Labios que volvería a poseer inmediatos. Día de perros callejeros despreocupados por lo que espera a la vuelta de la esquina, pues ya lo saben. Está astuta la muerte entonando una balada del rock enamorado. Sexo que dice hola y adiós, dulce contradicción.Ya van dos, dos taxis y dos despedidas furtivas. Ya van dos, dos sonrisas ensimismadas. Entonces sabes que es el momento de regresar.
Waw Loba!!
ResponderEliminarMe ha impactado esa balada de rock, aunque preferiría una metal... jaja
Abrazos!!
yo también preferiría ahora mismo un metal! saludoo ;)
ResponderEliminarlo leo y lo leo y lo leo
ResponderEliminarEl viajero