De primeras te inspira un absoluto rechazo. Abres mucho los ojos, te asustas incluso y después echas a reír, puede que hasta a carcajada limpia. No sabes si por lo absurdo de la anécdota o el nerviosismo...
Como las fases de la verdad, la mentira también está estructurada. Tras esa fase de sentimientos inestables, muy rápida, tu cuerpo se detiene por un instante y tu mirada se paraliza en un punto fijo. Has dejado de pestañear.
¿Y si la escoges? Al fin y al cabo, no puede ser mucho mejor que la realidad que has estado viviendo últimamente...
Decides dar asilo a esta idea que ha llegado a tus manos despistadas por puro rebote. Y muy pronto tu curiosidad se convierte en ganas de jugar. Es algo nuevo, está al alcance de tus posibilidades y bajo control. Parece que no puede causar daño alguno. Además sabes que en realidad es una mentira, conoces su naturaleza, cosa que no pasa con los aspectos más reales con los que puedas tratar. De esta manera pareces haberle tomado ventaja al azar, aunque sigues tomando el rumbo con él en los talones, con el incentivo de la incertidumbre controlada.
¿Puede una mentira formar parte de la realidad?
Bienvenida mentirosa ^^
ResponderEliminarLa mentira es algo tentador... siempre está ahí como una opción como otra cualquiera... depende de nosotros el seguir ese camino y aceptar las consecuencias que conlleve al final... o no.
ResponderEliminarEn cuanto a tu pregunta... no sabría responderte bien... porque la mentira sí, puede formar parte de la realidad, pero a la vez es una especie de contradicción porque mentira no es sinónimo de realidad... al contrario, la mentira es algo que no es real... por tanto... me voy a pensar con la almohada...
Muy interesante tu entrada... Te sigo!!=)
Las mentiras crean una realidad paralela... la gente mentirosa tiende a creerse sus propias mentiras y crearse un propio submundo donde todo el daño que hace esta justificado. Mi opinión: una verdad aunque duela... vale más que mil mentiras.
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