Me marea el orden inamovible, la estructura encuadrada de cimientos dogmáticos. Es una brutalidad contenida que sólo se percibe desde dentro. El exterior parece calma, a veces incluso belleza. Odio que se queda en náuseas. Tu interior se convierte en un volcán, de lava de esperpentos. La contención que en un principio fue templanza son ya cascadas de rabia. A veces pienso que lo único que nos dará la libertad será vivir en un estado salvaje. La práctica del amor en las formas más primitivas.
¿Es la razón la que nos condena? Parece que sí. Pero no la conciencia, pues somos expertos en eludirla.
Me pregunto cuándo llegará el momento en que las palabras "hombre" y "paz" puedan existir sin excluir.
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En memoria de Daddy |
Incluso en un tornado, o el hecho más brutal de la naturaleza, hay un sentido de equilibrio. Se me asemeja el hombre entonces un elemento azaroso y cruel: Introductor del caos en el perfecto orden del cosmos.
Tía, la foto del perro es la cosa más triste que he visto.
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