3.17.2011

Por un segundo

No siempre pasa. Y siempre deja de pasar. Pero hoy no es así. Catarsis, éxtasis, orgasmo orgánico. Es sentir la vida de la manera más natural. Pura y punto. Instintiva. Te aproximas a su esencia, casi la rozas con la punta de los dedos muertos de frío. Como decían, es luz. Abismo que captas al vuelo, que te capta al vuelo. Inmensidad de oxígeno que hace a tus pulmones creerse infinitos. Sentado en el alféizar de la ventana con los pies colgando, desnudos, la eternidad te columpia. El todo despeina tu mirada, que sonríe distraída en un punto muy lejano. Más lejos y más cerca que nunca. Reposan nubes en tus pestañas, haciendo de los ojos el agua más ligera. Tsunami imperceptible por el contexto, tan intrascendente ahora. Vuelca el interior sobre uno mismo. Se deshace el misterio de los segundos, por un momento.

Fuera ¿qué ha pasado fuera?  Tanto te alejaste de allí que encuentras extraña incluso esa rutina que automatiza. No se ha movido ni un ápice la pequeña vela que alumbra con ayuda de la tan eléctrica lámpara. Todo, donde solía estar. Cada foto, cada libro. Inmóviles, burlones los objetos. Pero todo a la vez imbuido de esa atmósfera que habita el aire momentos antes de la lluvia.

No hay preguntas. Parece que se está mejor descolgado del tiempo.

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Ladridos