1.24.2011

QUERIDO PAPÁ (PARTE PRIMERA)

(Esta entrada ha tenido que volver a ser publicada, ya que necesité cambiar tanto el título como su dirección google. Fue censurada)

Producto Interior Bruto, Impuesto de Valor Añadido, cuentas de balance, clientes, saldo, compensaciones, empresas... No lo aguanto. Estoy en clase de economía. Llevo aquí dos años, o no sé si doscientos, y ni si quiera sé qué estamos haciendo. Debería interesarme puesto que esto y la religión es lo que mueve el mundo. ¿O esto ha pasado a ser la religión? Me perdí hace tiempo. En fin, dinero. Fondos de comercio, proveedores, cajas, activo no corriente, impuestos... La cantidad de segundos que paso escuchando estos conceptos (puesto que no son más que conceptos llevados a sus últimas consecuencias) es directamente proporcional a mis ansias de libertad. O ya no sé si de libertinaje. Salir corriendo, alzar el puño, gritar con las entrañas y así poder sonreír con todo el cuerpo. En fin, Revolución: alguien dijo que era para amantes. También me gustaría balancear a los que se suponen mis compañeros, los que escuchan a ciegas, con un gran aullido. Haría tanto eco que reventaría los tímpanos de todos los capitalistas convencidos y convincentes, resonaría en sus conciencias. Pero hay días en los que me puede esta cotidiana lucha, que se queda en no más que un conflicto interno. Sobre todo al sentir la aparente inmunidad de los culos que ocupan las sillas verdes que tantos años me han hecho sentir acorralada. Estoy segura que algún día comenzarán a ladrar, y entonces todo habrá terminado, y todo estará empezando. Eso espero.Pero por el momento, sólo en este clase y sin que sirva de precedentes, me abandono en nuestra naturaleza más salvaje para siempre. Tumbada al Sol, desnuda en una colina, rascándome la tripa.
En fin, que les jodan.

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